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sábado, 5 de diciembre de 2009

Vicios (anecdota)

Otros vicios

Por experiencia, sé que la fuerza de voluntad es lo necesario para dejar atrás cualquier esclavitud, nuestra fuerza de voluntad y nuestra decisión dependerán solamente del valor de nuestra palabra.
Para terminar con un vicio es necesario que esta sea fuerte, tenga determinación y sea la última, sin discusión. Es mucho más difícil decir PUEDO SALIR y NO SALIR, o PUEDO ir a GASTAR DINERO pero NO VOY A IR.

Enfrentar la adversidad no escondiéndola, ni escapandole ES LO QUE DEBEMOS HACER. Puedo decir a alguien: "No tendrás más dinero para comprar nada y gastar en ese vicio". Pero generalmente eso no funciona, creo que el vicio no se debe enfrentar a través del dinero o la posibilidad concreta de acceder a él en un futuro, si no que pudiendo acceder no hacerlo, o sea se enfrenta usando tú fuerza de voluntad, el valor de tu palabra y el respeto que tu debes tener por ella, querer ser y ser el "patrón" y el "jefe" de uno mismo.

Sin tener ninguna intención de ser ejemplo de nadie ni de nada voy a contarles como dejé de fumar porque quizá a alguien le sirva.

Cierto día me di cuenta que el tabaco como yo lo estaba consumiendo me estaba haciendo más daño del que yo creía, y tomé otra vez la decisión final, o sea hubo intentos anteriores que terminaron en nada, en mi caso fumar creía que era un refugio, era algo intimo entre un cilindro blanco al que yo creía contarle mis penas, confesarle mis angustias... y yo ¿?
-No hay que ser muy inteligente para darse cuenta que nada de eso era cierto.
...


Cuando lo veo desde afuera me siento un idiota, algunas veces me dije basta, pero no funcionó, en el primer kiosco compraba más, y seguía gastando dinero y salud, entonces me dije, en mi día laboral no voy a fumar ni a comprar, porque lo haré cuando regrese.

Y así fue, pasé el día tocando los bolsillos de mi saco buscando cigarrillos, acercándome a los negocios para comprar, pero me había prometido y le había prometido al paquete (¿...?) que no le iba a ser infiel, si, esa fue la primera excusa, no serle infiel.
Esa noche cuando llagué a mi casa, me dije: ¡Si! Aquí está, esperando por mi... ¡Pude!...

Entonces entendí que si yo fumaba el único que iba a esperar por mi iba a ser el médico, porque esos cilindros blancos son solo eso, cilindros blancos...

Miré el paquete, quedaban seis, enfrenté el pensamiento de la espera del cirujano en un consultorio o esprando el transplante y cuando estaba por encender el cigarro, me dije: Pensar que no los saqué de casa, podría haber comprado más, pero fui fiel, ¿A quién? ...A mi, fui fiel a mi palabra, ahí me di cuenta que eso es lo único importante, yo fui quien lo decidió.

Entonces, guardé el cigarrillo que había tomado, y le dije a mi paquete: Te guardaré hasta mañana, tienes seis cigarrillos. Como un tpnto enamorado, usé al paquete para probarme a mi mismo, para probar el valor de mi palabra.

Hace de esto más de seis años, a veces de casualidad veo mi caja de cigarrillos aún con seis y ya no siento que le fui fiel a él, siento orgullo, al menos en eso, de haber sido fiel a mi palabra.

Esa fue mi historia, real, muy loca tal vez, pero si la locura sirve para darme unas horas o días más de paz tal vez, de disfrutar mi vida y de quienes amo, entonces valió la pena, valió.
Lo q aprendí es que no poder hacer algo por el motivo que sea no sirve si no tenemos la voluntad o las ganas de hacerlo, sirve decir NO, sirve RESPETAR TU PALABRA.

Recuerda que un hombre cuya palabra no vale, no vale nada...
¿Tu vales?